Actualmente, gracias a los avances en tecnología e investigación, podemos encontrar en el mercado diferentes tipos de calefacción que podemos emplear en nuestros hogares. Los diferentes tipos de calefactores tiene diferentes ventajas y desventajas, algunos requieren de una serie de necesidades técnicas específicos para poder ser utilizados, otros funcionan de forma independiente, unos son más baratos que otros y algunos serán mejor opción que otros acorde a las necesidades de nuestro hogar.
Puede que tu caldera se haya roto, que sea antigua y que haya recibido un mal mantenimiento a lo largo de los años. Estos son algunos de los tipos de calefacción que encontrarás en el mercado. Deberás tener en cuenta del espacio que dispone tu hogar, el presupuesto del que dispones y lo responsable ecológicamente que estés dispuesto a ser. Estos son algunos ejemplos de calefactores:
Estufa o caldera de biomasa
Este tipo de calefactor utiliza los residuos orgánicos de las podas o los huesos de aceitunas. Por ello se trata de una elección sostenible. Las estufas generan aire caliente, mientras que las calderas aumentan la temperatura de un circuito de agua.
Se instalación se aconseja para segundas viviendas o en hogares donde exista gran espacio para almacenar sacos de pellets o huesos. Las calderas requieren de un depósito en el que almacenar la biomasa. Para conseguir mantener caliente toda la casa, una estufa necesitaría de un sistema de distribución del aire por conductos, una caldera lo haría mediante radiadores de agua. Se trata de una opción sostenible. Se considera renovable, ya que sus emisiones netas de CO2 son nulas.
Bomba de calor: capacidad para calentar y refrigerar
Las bombas de calor intercambian energía con el exterior para aumentar la temperatura o enfriar el hogar. Se trata de los típicos splits de aire acondicionado o de sistemas de aerotermia aire-agua, bombas de calor que calientan el agua de un circuito. Muy parecido a lo que hace una caldera.
Los calefactores tipo split se colocan como apoyo a otros sistemas de calefacción, mientras que los sistemas aire-agua se recomiendan para obra nueva o si se quiere llevar a cabo una reforma integral. Son muy eficientes ya que por cada kWh hora que consumen de electricidad aportan 4 kWh de calor. Gracias a su elevado rendimiento, es considerado una opción renovable para climatización. También consiguen refrigerar la casa en verano.
Caldera de gas de condensación: sistema cómodo y eficiente
En España predominan sin duda las calderas de gas. Un 35% de las viviendas calientan y utilizan agua caliente con ella. Muchas de las calderas en funcionamiento no son de condensación y son poco rentables, por lo que, si dispones una caldera antigua, puedes pensar en reemplazarla por un nuevo modelo. Son adecuadas para viviendas situadas en zonas frías. Aunque no deja de ser un combustible fósil que emite CO2 es más limpia que otras energías.
Caldera de gasóleo: Su extinción está cerca
Junto con las calderas de carbón, se cree que irán desapareciendo de las viviendas para lograr las metas de neutralidad climática. Es común en viviendas aisladas, con espacio y sin acceso a la red de gas, aunque hoy en día no se aconseja su instalación. Si tienes una caldera de gasóleo, considera reemplazarlo por un sistema más eficiente y que contamine menos.
“El precio del gasóleo es elevado y sigue subiendo, suponen un gasto de unos 700 años anuales. Necesitan un depósito donde almacenar el gasóleo y son más contaminantes que las de gas. Como ventaja tienen una eficiencia de casi el 100%, duraderas y rápidas al calentar”, explican los trabajadores de García Guirado.
Acumuladores y radiadores eléctricos: fácil instalación, pero económicamente poco rentables
Funcionan utilizando electricidad para aumentar la temperatura de unas resistencias eléctricas, un tipo de energía casi siempre disponible en todos los hogares. Se recomiendan para segundas viviendas en las que apenas se utilicen. Los acumuladores pueden ser una idea para esas casas en las que no es posible hacer obra. De igual manera, es aconsejable valorar otras opciones.
Sus ventanas son la poca contaminación, fácil instalación, una inversión inicial baja y poca necesidad de espacio. Sin embargo, son mucho menos eficientes que las bombas de calor. Además, La electricidad es cara. Los radiadores convencionales gastan unos 950€ al año, mientras que los acumuladores unos 850 €.