En la época en la que el presidente de Estados Unidos se comunica a través de Twitter, y en la que los videos virales pueden destruir o aupar la carrera de una persona relativamente mediática, es importante seguir manteniendo la cultura que nos ha traído hasta este momento de la historia.
Las redes sociales han sido una evolución que ha revolucionado la forma de interactuar entre amigos, y no tan amigos, ya que actualmente existen diferentes tipos de redes sociales que no siguen únicamente el dogma de mantener el contacto, sino que ofrecen diferentes objetivos, como conocer personas con diferentes objetivos, compartir perfiles profesionales, e incluso financiarse o apoyarse en proyectos empresariales.
A corto plazo, los objetivos que hemos obtenido de las redes sociales han sido innumerables, ya que se ha conseguido establecer una red de perfiles a los que ofrecer publicidad personalizada que tiene en cuenta sus intereses. Esto es realmente beneficioso para las empresas que ven cómo con una inversión relativamente baja obtienen visitas de manera frecuente.
Pero también ha supuesto un riesgo en otros sentidos, en concreto en el de la seguridad y la información. El caso de Cambridge Analytics es realmente clarificador para afirmar que los datos que introducimos en nuestros perfiles sociales son utilizados con fines que ni aceptamos ni desconocemos. Y para el sector de la población más joven, las redes sociales han supuesto un riesgo para su seguridad debido a las estafas que existen, y también a los perfiles básicos que tienen objetivos ilegales y peligrosos.
Como vemos las redes sociales no son tan buenas como nos quieren hacer pensar, y precisamente debemos de apagar las pantallas del ordenador, móvil o Tablet con más frecuencia, y poner nuestros ojos en los libros, que durante miles de años han sido el método de entretenimiento más seguro que ha existido.
El sector del libro sigue vivo a pesar que durante la crisis descendió considerablemente, debido a las nuevas tecnologías que la gente utilizaba más que los libros físicos, es decir, los libros digitales. Pero el sector del libro ha sabido reinventarse de una manera ejemplar, llegando a estabilizarse y a crecer este año.
El modelo de librería se reinventa
Internet se ha convertido el lugar perfecto para comprar libros para muchos lectores, dejando de lado la clásica tradición de ir a la librería a buscar los nuevos libros, o a descubrir otros. Esto a veces genera situaciones en las que acabas conociendo a una persona con tus mismos gustos e intereses que te recomienda un libro totalmente desconocido.
El modelo de las librerías se ha visto realmente perjudicado por la compra de libros por Internet, y cómo ya se ha hecho en el sector del libro, se ha reinventado de una y mil maneras para ofrecer diferentes formas de comprar libros, e-books, y incluso ofreciendo servicios o actividades que no se pueden obtener por Internet.
Un modelo de librerías que se ha puesto muy de moda es el de las librerías de segunda mano, o también llamadas “low cost”, siguiendo la filosofía de la economía circular que tanto bien haría de adaptarse a las diferentes políticas económicas de los países, y que consiste principalmente en reducir, reusar y reciclar los materiales para proteger el medio ambiente.
Este tipo de librerías low cost se basan en un modelo de negocio orientado a la venta de libros de segunda mano a precios realmente bajos, y no son libros precisamente antiguos, sino libros modernos con rotación que hace que sea realmente complicado conocer qué ejemplares están en las librerías.
Pero también las librerías tradicionales están de moda, precisamente porque realizan servicios o actividades complementarias a la venta de libros, que le dan un extra a las tiendas y que el cliente reconoce a primera vista. No olvidemos que hay un momento en el año en el que las librerías tienen un pico de trabajo importante, como es septiembre con la compra de libros de texto.