Hace años cuando alguien compraba una vivienda tenía claro algunos aspectos. Por ejemplo, la orientación. No es lo mismo que la casa esté mirando al norte que al sur. La temperatura es muy diferente y no tiene nada que ver calentar una zona que otra. También se miraba mucho la calidad de los materiales, y por supuesto, la zona donde te ibas a vivir.
Ahora ya no se miran esas cosas, ahora lo que tiene mucha importancia es si la casa cumple con los criterios para ser considerada de eficiencia energética. Algo que puede sonar grandilocuente, pero que si lo analizas, al final sales ganando por todos los lados. Si has tomado nota, uno de los principales problemas de nuestra sociedad actual es la gran dependencia que tenemos de las energías no renovables (gasóleo, gas natural, electricidad…).
De ahí que todas las empresas tengan departamento de I+D de la división de Eficiencia Energética. “Esta se ocupa de realizar un estudio del consumo energético del edificio, vivienda, local etc., con el objetivo de determinar cuál es el comportamiento energético del mismo y definir las actuaciones que se deben realizar para mejorarlo”, nos explican desde Grupo Navitec, especialista en reformas, obras y rehabilitación.
Estas actuaciones se acompañan de un estudio pormenorizado donde se indica el coste de su aplicación y el ahorro energético y económico que ésta supone. En función de las necesidades y las posibilidades de cada cliente, se aplican las medidas correctoras que más se adaptan a cada cliente.
Esta reducción de la energía tiene otros efectos positivos, como es la disminución de la vulnerabilidad o de la factura energética. De ahí que el término eficiencia energética engloba el conjunto de acciones que contribuyen a disminuir el consumo energético. Estas acciones pueden ir encaminadas a mejorar el rendimiento energético de instalaciones, a la disminución de pérdidas de energía, a la mejora de los hábitos de consumo, etc. Vamos a conocer qué dice la normativa y las maneras de cumplirla.
Qué es la eficiencia energética
La eficiencia energética es el uso eficiente de la energía, algo que ya te piden desde todas las administraciones. Es decir, un aparato, proceso o instalación es energéticamente eficiente cuando consume una cantidad inferior a la media de energía para realizar una actividad. Una persona, servicio o producto eficiente comprometido con el medio ambiente, además de necesitar menos energía para realizar el mismo trabajo, también busca abastecerse, si no por completo, con la mayor cantidad posible de energías renovables (también llamadas energías alternativas). Pues bien, una vivienda también lo tiene.
El decreto del Gobierno puntualiza unas mayores exigencias en eficiencia energética que establece el Real Decreto y que se plasman en:
- Mayor Rendimiento Energético en los equipos de generación de calor y frío, así como los destinados al movimiento y transporte de fluidos.
- Mejor aislamiento en los equipos y conducciones de los fluidos térmicos.
- Mejor regulación y control para mantener las condiciones de diseño previstas en los locales climatizados.
- Utilización de energías renovables disponibles, en especial la energía solar y la biomasa.
- Incorporación de subsistemas de recuperación de energía y el aprovechamiento de energías residuales.
- Sistemas obligatorios de contabilización de consumos en el caso de instalaciones colectivas. Desaparición gradual de combustibles sólidos más contaminantes.
- Desaparición gradual de equipos generadores menos eficientes.
Algo que se puede entender mejor con un ejemplo. La eficiencia energética afecta al coste energético de la propiedad. Por ejemplo la factura energética de la luz o el gas. En una vivienda de unos 100 metros cuadrados sustituir las 6 ventanas poco eficientes por otras de mejores prestaciones térmicas, podría suponer un coste de alrededor de 1.500 euros que impactarían directamente en nuestro bolsillo.
Etiqueta de eficiencia energética.
La obtención del certificado de eficiencia energética otorgará el derecho de utilización, durante el periodo de validez del mismo, de la etiqueta de eficiencia energética, cuyos contenidos se recogen el documento reconocido correspondiente a la etiqueta de eficiencia energética, disponible en el Registro general. La etiqueta se incluirá en toda oferta, promoción y publicidad dirigida a la venta o arrendamiento del edificio o unidad del edificio. Deberá figurar siempre en la etiqueta, de forma clara e inequívoca, si se refiere al certificado de eficiencia energética del proyecto o al del edificio terminado.
A modo de resumen, se dice que la única energía que no contamina es la que no se consume. Aunque solo fuera por este motivo, estaría justificado impulsar medidas que reduzcan el consumo de energía.