Un taller de reparación de automóviles es un lugar de trabajo donde por la naturaleza de la propia actividad se utilizan una gran cantidad de productos, materiales, herramientas pesadas, etc. que pueden resultar comprometedores para la salud del propio trabajador si su utilización no es la más correcta o adecuada. Además, en el día a día se usan una gran cantidad de componentes que por sus dimensiones o componentes pueden suponer un riesgo. Del mismo modo, muchos talleres, además de servir piezas nuevas, también recurren a desguaces para proveerse, puesto que es el aliado perfecto para la compra de motores de furgoneta y cajas de cambio de segunda mano, por lo que el trasiego de piezas es constante.
En este sentido, entre los factores de riesgo más habituales que nos podemos encontrar en un taller, señalaremos los siguientes:
- Proyección de fragmentos o partículas.
- Riesgo por caída de altura dentro de los fosos que, además, puede producir aplastamiento.
- Riesgo de incendio por derrame de productos inflamables o como consecuencia de las tareas de soldadura.
- Golpes y caídas al mismo o distinto nivel como consecuencia de resbalones, tropiezos, irregularidades en el suelo, derrame de grasa, aceite, etc.
- Caída de objetos desprendidos
- Sobreesfuerzos, daños posturales y/o movimientos repetitivos
- Exposición a contaminantes ambientales producidos por gases tóxicos como monóxido de carbono, óxido de nitrógeno, etc., procedentes de la combustión de gasolina y gasóleos.
- Atrapamiento por y entre objetos.
- Golpes por objetos y/o herramientas.
- Contactos eléctricos.
- Cortes con herramientas o piezas con filo, por lo que deberán estar protegidos.
- Quemaduras producidas al cargar baterías, salpicaduras de ácido sulfúrico…
- Ruidos producidos por la actividad propia del taller como motores de los coches en marcha o por la utilización de herramientas y compresores como el de aire comprimido.
- Contacto con sustancias tóxicas, causticas, corrosivas o disolventes, que pueden producir intoxicación, dermatitis, sueño, debilidad, mareos, etc.
Para establecer un sistema de garantía de calidad e integridad de todos los trabajadores, además de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de prevención de Riesgos Laborales, ¿qué medidas preventivas se pueden tomar?
- Mantener el lugar de trabajo, sus equipos e instalaciones siempre perfectamente ordenados para facilitar el trabajo, al mismo tiempo que se evitan tropiezos, golpes o caídas.
- El local de trabajo debe contar con una iluminación y ventilación adecuadas.
- Utilizar cada herramienta para el uso específico al que está destinada, guardándolas cuando se termine con su utilización en el lugar que le corresponde.
- Los fosos deben cercarse o cubrirse cuando no estén siendo utilizados.
- Utilizar un equipo de protección individual adecuado a las condiciones y riesgos del trabajo.
- Utilización de gafas protectoras o mascarillas para protección de vapores y gases contaminantes.
- Utilización de guantes de trabajo y seguridad, así como contra productos químicos como disolventes.
- Utilización de calzado de seguridad con protección en la puntera.
- No utilizar ropa de trabajo demasiado holgada ni objetos personales que puedan engancharse como pulseras, anillos, colgantes, etc.
- Procurar que la ropa de trabajo no tenga restos de gasoil o gasolina.
- Utilizar productos absorbentes para la limpieza. Las manchas de grasa, aceites o productos resbaladizos deberán ser retirados inmediatamente del suelo, para evitar caídas o resbalones.
- Contar con un extractor de humos para la eliminación de gases tóxicos procedentes de la combustión de gasolina o gasóleos.
- Mantener la ropa de trabajo lo más limpia posible, evitando limpiar las manos y guantes a ella y en todo caso nunca comer o beber con esta ropa puesta.
Y es que, en términos generales, esta no es una profesión nada fácil, puesto que estudios realizados por el Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer relacionan a los trabajadores del sector profesional de reparación de vehículos con diversos tipos de cáncer, manifestando que los trabajadores que pasan años expuestos a humos de motores diésel son un 31 % más propensos a padecer cáncer de pulmón que los no expuestos.
Del mismo modo, otras enfermedades asociadas a esta profesión son:
- Producidas por el prolongado contacto con agentes químicos como alcalinos, ácidos, óxidos…
- Producida por exposición e inhalación de elementos tóxicos.
- Dorsalgias o dolores de espalda como consecuencia de malas posturas, carga de objetos pesados, movimientos repetitivos, etc.
¿Cuál fue el primer coche a motor?
El primer automóvil a motor de la historia se considera que fue el modelo Benz Patent-Motorwagen con un motor de combustión interna. Fue desarrollado por el ingeniero alemán Karl Friedrich Benz en 1886 en la ciudad alemana de Mannheim. Este ha sido su gran inicio, pero hubo que esperar varios años, concretamente hasta el año 1913, cuando otro gran empresario y emprendedor estadounidense llamado Henry Ford comenzó la producción de automóviles en masa en la compañía Ford Motor Company, situada en Michigan (EEUU), y de la cual él fue su fundador.