Existen trabajos exentos de riesgo. Al menos de manera implícita. A su vez, existen trabajos que llevan el riesgo por bandera y para los cuales hay que estar preparado. Aunque cada entorno laboral, conlleva algún tipo de riesgo asociado, lo cierto es que en algunos de ellos es absolutamente indispensable contar con la protección adecuada.
Con total seguridad, todo el mundo ha escuchado alguna vez la palabra EPI, asociada a su necesidad. Los EPI no son otra cosa que lo equipos de protección individual que cada empleado debe llevar en caso de necesidad. Así, en una empresa de construcción, los EPI son de una índole, en tanto que en una de alimentación, serán de otra. Vamos a aprovechar este artículo para acercarnos a los EPI y su importancia dentro del entorno de trabajo.
Hablar de un EPI es hacer alusión a un equipo de protección individual, como ya hemos señalado. Esto quiere decir cualquier dispositivo o medio al que pueda recurrir una persona con el objetivo de protegerse ante uno o varios riesgos, antes los que pueda verse amenazada su seguridad o salud en el trabajo. Como nos cuentan los profesionales del sector de EPIS Lucentum, estos equipos, no protegen exclusivamente de los posibles accidentes, también, minimizan la exposición a agentes tóxicos y nocivos para la salud y reducen el riesgo de padecer enfermedades laborales.
Los EPI tienen un amplio radio de acción y su alcance, varía en función la naturaleza del trabajo. Puede tratarse de cascos de protección, guantes o gafas, botas, mascarillas, protectores para los oídos, etc. Se trata de dispositivos esenciales para garantizar la integridad física del trabajador y asegurar que el ambiente de trabajo es más seguro y eficiente. La ley de prevención de Riesgos Laborales, establece una serie de principios generales en las que cabe destacar la obligación del empresario a la hora de proporcionar estos equipos de protección adecuados al desempeño de las funciones. Lo que viene a decir que se trata de un aspecto de gran relevancia.
Uso de EPI según criterios
Obviamente utilizar EPI no es la primera ni la única medida de protección que debe tomarse dentro de un entorno laboral. Más que nada porque en algunos trabajos los EPI no son necesarios pero existen otros riesgos asociados igualmente prevenibles con las medidas necesarias. En cualquier caso, el uso de EPI se considera en el caso de que otros medios de protección y prevención colectiva no sean suficientes o viables a la hora de controlar los supuestos riesgos derivados del desempeño de una función.
De tal manera que para valorar su utilización hay que tener en cuenta una serie de criterios, como los que vamos a citar a continuación:
- Evaluación de riesgos. Antes de seleccionar el EPI adecuado, es crucial identificar y evaluar los riesgos que se asocian a una tarea en particular. Esto facilita el hecho de determinar el equipo que resulta más adecuado para garantizar la protección necesaria.
- Características del trabajo y el trabajador. Como decimos, no todo EPI es adecuado para cada tarea ni, por supuesto, trabajador. Conviene considerar otro tipo de factores como la movilidad que se necesita para desenvolverse, la duración de la exposición al riesgo y las características físicas propias de cada trabajador.
- Es más que probable que un mismo trabajador requiera de más de un EPI al mismo tiempo. En estos casos, es necesario asegurar que los diferentes equipos sean compatibles y no limiten su eficacia.
- Condiciones ambientales. Resulta igualmente esencial, tener en cuenta este tipo de aspectos, tales como la temperatura, la humedad o la presencia de sustancias que pueden influir en la elección del EPI más adecuado. Por citar un ejemplo, un respirador para ambientes cargados de polvo no es el mismo que el que se utiliza cuando se trata de ambientes donde se producen vapores químicos.
A razón de todas estas consideraciones, los EPI de elección deben reunir una serie de requisitos para que sean eficaces en la medida necesaria. Esto se traduce en eficacia y protección adecuada en todo momento. Para ello, deben cumplir una serie de requisitos como disponer de homologación y certificación. Todo EPI debe encontrarse certificado y homologado a razón de la normativa nacional y europea. Esto garantiza que ha pasado rigurosas pruebas de calidad y eficacia.
Además deben ser adaptables. Los EPI deben ser equipos ajustables que se adapten a cada usuario sin producir la más mínima incomodidad o interferir de algún modo en la ejecución de sus funciones del trabajador. Esto debe ser así sin perder resistencia. Es decir, deben ser resistentes a los agentes agresivos para los que han sido concebidos y mantener sus propiedades protectoras durante toda su vida útil.
Por otro lado, el diseño y material con el que se realicen los EPIS no debe conllevar ningún riesgo añadido para el usuario, como puede ser alergias o incomodidad. Todo esto, sin olvidar que debe tratarse de elementos fáciles de usar, poner, quitar y ajustar, con la finalidad de permitir al trabajador una máxima movilidad y mínima obstaculización.
En otras palabras, los EPI, no son meros accesorios de trabajo; constituyen herramientas esenciales a la hora de salvar vidas y prevenir lesiones. Siempre y cuando se utilicen de la forma adecuada. Su importancia no solo reside en la capacidad de protección de la que hacen gala, también lo hace a la hora de garantizar un entorno laboral más seguro y, por ende, productivo.
El uso correcto y un mantenimiento adecuado equivalen a efectividad
Algunos EPI son muy simples, como las gafas. Pero utilizarlos, no consiste meramente en colocárselos. Conlleva un entendimiento de su funcionamiento y finalidad de uso. Tener claro el momento de su reemplazo por deterioro y disponer de la formación adecuada para que su uso sea el correcto, es esencial.
Llegado el momento de tener que utilizar un EPI hay que leer bien las instrucciones y seguir la formación adecuada para seguir su correcta aplicación. Esta información detallará como y cuando hay que usar el EPI y cuáles son las limitaciones del equipo. Respecto a la formación, todos los empleados que requieren utilizar EPI, deben recibir de manera previa la formación necesaria y adecuada para garantizar que comprenden el uso que deben hacer de los mismos.
Sin olvidar que antes de cada uso, es esencial realizar una inspección visual del EPI en cuestión, con objeto de detectar cualquier defecto o signo de desgaste que posea.
Una vez se dispone del o de los EPI necesarios, estos implican un mantenimiento en el que se incluye, la limpieza. Muchos EPI, como las gafas protectoras o las mascarillas (algunos de los más habituales), requieren una limpieza de forma regular con objeto de mantener su eficacia.
Por otro lado, el almacenamiento de los EPI, es esencial para un buen mantenimiento. Guardar los EPI en espacios limpios y secos, cuando no se esté haciendo uso de ellos, propiciará una vida útil más larga. Además. Es necesario asegurar que se encuentren fuera del alcance de sustancias dañinas.
Reemplazar los EPI es fundamental cuando pasa su vida útil. En cada elemento puede variar, en función del tipo de equipo y el uso que se le dé al mismo. Ante cualquier tipo de daño, el desgaste o la superación de su vida útil, es conveniente que se sustituyan para garantizar la protección.
En cuanto a los trabajadores, tiene la obligación de hacer un uso correcto de los EPI. Se trata de una responsabilidad compartida entre trabajadores y superiores que deben asegurarse de que los EPI son los adecuados y se encuentran en perfectas condiciones para cumplir con su cometido.
Los empleados, cuentan con una serie de obligaciones como hacer un uso correcto de los EPI en función de las instrucciones y la formación previa. Notificar cualquier defecto o problema que surja con el EPI en cuestión, es responsabilidad del empleado. Tampoco puede modificar el EPI bajo ningún pretexto o circunstancia, salvo aprobación del especialista o fabricante.
Para los mandos superiores, la obligación de proporcionar sin coste, los EPI necesario y garantizar que cumplan con los estándares, se une a la formación que deben proporcionar a los empleados para que utilicen los equipos de forma adecuada. Por último, es su responsabilidad, supervisar y garantizar el uso correcto y adecuado de los diferentes equipos de protección de sus empleados en todo momento.
Antes de finalizar, mencionar la clasificación de EPI que existe, en función de la parte del cuerpo que protegen y los riesgos frente a los que actúan:
- Protección para la cabeza como cascos y capuchas.
- Protección ocular y facial, como gafas de seguridad, visores y pantallas faciales.
- Protección auditiva que incluye orejeras y tapones.
- Protección respiratoria como mascarillas o respiradores.
- Protección de manos y brazos, entre los que encontramos guantes y mangas protectoras.
- Protección de pies y piernas incluyendo botas y espinilleras.
- Protección contra caídas como arneses o sistemas anticaída.
- Protección para el tronco como chalecos, delantales o petos.
Podemos añadir que la salud y seguridad dentro del entorno laboral es esencial, tanto para el bienestar del propio trabajador, como para la productividad y eficacia necesaria en una empresa. Los EPI, constituyen una primera línea de defensa, sobre todo en determinadas empresas, en las cuales, un empleado protegido, es un empleado productivo.