Son muchas las zonas de España en las que el sector vinícola tiene una importancia tremenda. Las tierras de La Rioja, de La Mancha, de Rueda o de Galicia son absolutas referencias en este sentido y no cabe la menor duda de la importancia que tiene eso en su economía y también en la imagen que se proyecta de estos lugares en el extranjero. Y es que no hay nada que sea más internacional que el vino. Desde luego, son muchas las personas a las que les agrada este producto y que lo consumen de manera habitual.
Sin embargo, son muchas las personas, tanto de estos lugares como de algunos otros, que tienen relación con el proceso de producción del vino. Y es que no cabe duda de que este es un sector que implica la cooperación y el trabajo de gente de diversas zonas, con diversas capacidades y con diferentes experiencias. De hecho, es lo bonito de este negocio. Un negocio que, por otra parte, es uno de los más fuertes de nuestra economía y uno de los que, como ya hemos apuntado, mejor define nuestra manera de ser y de trabajar.
Podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que esa cooperación es una de las claves del buen funcionamiento que tiene el sector, al menos en lo que respecta al último año. Según una noticia que fue publicada en la página web de la agencia de noticias Europa Press, la producción de vino y mosto en nuestro país en el curso 2018-2019 fue de 49’2 millones de hectolitros, algo que supera con creces los registros de los años anteriores y que pone de manifiesto, como decimos, que algo tenemos que estar haciendo bien para coordinar de una manera eficaz a diferentes personas y equipos.
Otra noticia, en este caso publicada en el portal web especializado Vinetur, también se hacía eco del asunto del que os acabamos de hablar. Además de eso, destacaba que la producción ha subido en un 11% en comparación con los datos de años anteriores, un dato que tenemos que celebrar y que sería conveniente mejorar año a año. Desde luego, mimbres para hacerlo tenemos de sobra. Esa cooperación de la que venimos hablando entre empresas es una de las llaves para ello. Y todos los actores implicados en este asunto lo saben de primera mano.
La producción de vino es algo que depende de muchas personas y de una gran cantidad de empresas que se ven obligadas a cooperar y colaborar para tratar de sacar rendimiento de un producto tan internacional como este. Hemos hablado con los profesionales de la Bodega Bocopa, una de las referencias del sector, y nos han comentado que de la relación entre productor, comercio mayorista, comercio minorista y demás intermediarios depende la imagen que se lleva el consumidor final de este producto. Y esa imagen vale su peso en oro. Es algo que tenemos que proteger siempre, con independencia del eslabón que ocupemos dentro de la cadena.
No siempre los tiempos han sido buenos
Esta colaboración y cooperación de la que venimos hablando ha sido fundamental en la mejora de los datos que se derivan de la industria del vino en España. Durante varias décadas, el consumo de este producto estuvo decayendo en nuestro país. Son muchas las personas que se preguntan cómo puede ser esto posible a pesar de que el vino suele gustar bastante a personas de diferentes generaciones y características sociales. La respuesta se encontraba en la falta de cooperación que hemos conseguido solventar y que explica por qué ahora el consumidor final apuesta en una mayor medida por un producto así.
Es evidente que hay cosas que todavía se pueden mejorar en lo que respecta a esta actividad. Pero también es cierto que hay que saber valorar todo lo que hemos crecido en apenas unos años. También es necesario destacar que, en lo que respecta a política agraria, la incorporación de España a la Unión Europea ha tenido una importancia muy grande puesto que ha podido coordinar determinadas políticas y actuaciones con el resto de socios del continente. Esto tiene una importancia mucho mayor a la que se le da.
De cara a los próximos años, tenemos que seguir mejorando registros. Es algo que, como antes hemos apuntado, tenemos que seguir desarrollando. Los pasos que estamos dando son de lo más positivos y no cabe la menor duda de que, si somos capaces de seguir con ellos, vamos a tener una gran oportunidad de hacer que el vino de nuestro país, una de nuestras mejores representaciones tanto dentro como fuera de España, tenga una imagen todavía más potente que la que hemos conseguido hasta la fecha.