Hay productos que bien podrían ser considerados como un auténtico seguro de vida para una gran cantidad de empresas de diferentes sectores y con distintas responsabilidades. Son productos sin los cuales el día a día no sería, ni de lejos, el mismo del que hacemos gala en la actualidad. Uno de esos productos, al que vamos a dedicar este artículo, es el que tiene que ver con la sal, que es indispensable en el negocio de la alimentación pero que también ha sido necesario en infinidad de ocasiones para conseguir que se deshielen las carreteras después de que una tormenta de nieve ponga en riesgo la circulación en una ciudad o región.
¿Qué tipo de producto podríais decir que cumple con las funciones tan diferentes que os acabamos de comentar? La verdad es que no es muy habitual que esto sea así. No cabe la menor duda de que la sal es uno de los productos de referencia en nuestro día a día y que, por fortuna, en España tenemos muchos lugares de los cuales extraerla, lo que hace posible que el precio al que encuentre a la venta sea menor que si la situación fuera diferente. La verdad es que no valoramos lo suficiente la suerte que hemos tenido a este respecto en nuestro país.
En diferentes momentos, hemos visto cómo un temporal de frío ha hecho necesario que la Administración (entendida desde cualquiera de sus ámbitos, ya sea nacional, regional o local) se mueva con rapidez para comprar toneladas de sal y deshelar las calles. Una noticia publicada en el portal web de El Confidencial informaba de que el negocio de la sal no se estaba resintiendo a pesar de la crisis puesto que facturaba una media de 200 millones de euros y producía 5’44 toneladas de sal cada año, dando trabajo a un total de 2.000 personas. Como veis, se trata de una actividad que tiene su peso y que, además, va creciendo con el paso de los años.
En otra noticia, la página web de La Información aseguraba que la sal española gozaba de una buena salud porque es la que deshiela las carreteras y calles del norte de Europa. Y ese es un filón tremendo que debemos conservar, porque nos ofrece una salud económica que no sería la misma si no tuviéramos como clientes a países solventes y buenos pagadores como lo son Noruega, Suecia, Dinamarca, Finlandia e incluso Islandia.
La sal es uno de los productos que hace posible que, durante los meses de invierno, las empresas encuentren facilidades para realizar el transporte de sus mercancías en la medida de lo posible y que la actividad y facturación habituales no se resientan lo más mínimo. Lo hemos visto especialmente este año en el centro de nuestro país con la borrasca Filomena. La compra rápida de sal por parte de las administraciones públicas hizo posible que se habilitaran en tiempo récord todas las carreteras, lo que permitió recobrar la normalidad de una manera rápida. Es lo que nos han transmitido desde Humanes Guillén Eurosal, cuyos profesionales han incidido en que, cuando administraciones y empresas trabajan de manera conjunta, todos y todas salimos ganando.
Una necesidad que se va a mantener vigente año a año
Es cierto que, sobre todo en este año, ha sido necesaria la sal en muchos más lugares porque hemos pasado por un temporal de nieve tremendo. Aunque es verdad que Madrid no suele amanecer nevado en muchas ocasiones, sí que es verdad que hay otros sitios de nuestro país, como las provincias de Burgos, Palencia, León, Soria, Guadalajara o Cuenca, en la que es mucho más fácil no solo que nieve, sino también que hiele. La sal, para las personas que viven o se mueven en esas provincias, es un producto básico.
Por todo lo que venimos comentando, hay que tener siempre en consideración un producto como la sal. Es cierto que su volumen de negocio no es el de las grandes industrias de nuestro país, como lo son el turismo o la construcción, pero es evidente que es importante contar con ella porque, tal y como apuntábamos al principio, es un producto básico para sectores de muy diversa consideración. Y es que, en alimentación, nada sería lo mismo si no contáramos con los beneficios que proporciona la sal.
Hay una moraleja que ya hemos dicho pero que queremos recalcar antes de dar por finalizado este texto: y es que, cuando empresas de diversos sectores colaboran entre sí, es mucho más fácil que la economía de un lugar resurja de sus cenizas. No han sido buenos los últimos tiempos en España: tuvimos la crisis económica de 2008 y, después, nos ha venido de lleno la del coronavirus. Pero es evidente que, en ambos casos, la colaboración entre unas entidades y otras es básica para recuperar la normalidad social y económica.