Hasta hace unos años la resolución de conflictos de ámbito laboral, pasaba por la vía judicial como único camino para ser resueltos. Dada la gran cantidad de conflictos laborales que se sucedían en nuestro país, se optó por el arbitraje para mediar entre empresas y empleados con la misma finalidad y previo a la vía judicial. De esta manera, una gran mayoría de los casos, se resolvían con mayor rapidez y se evitaban los largos y costosos procesos judiciales que, además mermaban la moral de los implicados.
Con la llegada de los servicios de mediación, el camino para la resolución de estos conflictos, se bifurca y simplifica. Si bien es cierto que se trata de un servicio privado y de pago, los costes del mismo no son tan elevados como los que conlleva un litigio. Aunque este servicio goza cada vez de mayor popularidad en nuestro país, sigue siendo desconocido. Gracias a la colaboración de Mediadores Santander, profesionales de la mediación en cualquiera de sus ámbitos (laboral, penal, familiar o escolar), hemos obtenido información para elaborar este artículo y dar a conocer este interesante servicio.
Algo característico de la mediación laboral, es que las personas implicadas en el conflicto acuden al mediador de forma voluntaria para tratar de llegar a un acuerdo. Para lograr tal fin, es necesaria la participación de un tercero: el mediador que, estará presente durante todo el proceso de negociación sin intervenir en favor o beneficio de ninguna de las partes. Se trata de una figura imparcial y ajena a los implicados.
Los aspectos clave que hacen que un servicio de mediación sea la mejor opción para resolver un conflicto laboral, son numerosos. Todos sabemos que los conflictos laborales perjudican el clima laboral de una empresa, razón por la que es conveniente prevenirlos o resolverlos de la mejor manera. En un proceso de mediación, son las partes afectadas las que se comprometen a poner de su parte para alcanzar ese punto de entendimiento que dé como resultado la resolución del problema. Se trata de un proceso que consta de tres fases: premediación, negociación y acuerdo. Cualquier empresa puede recurrir a una mediación laboral con independencia del tipo de conflicto. Dentro de las ventajas que ofrece una mediación, encontramos la flexibilidad, el ahorro, el carácter voluntario y la confidencialidad. Evidentemente para que la medición tenga éxito, hay que saber aplicar técnicas y estrategias de forma adecuada.
En que consiste una mediación laboral
Antes de seguir adelante, tenemos que matizar que una mediación laboral, el arbitraje y la conciliación, no son lo mismo aunque tengan la misma finalidad. Para llevar a cabo un proceso de mediación es indispensable contar con la figura de uno o varios mediadores.
Este tipo de procedimiento, permite solucionar conflictos de índole laboral e incluso, anticiparse a ellos y resolver situaciones que, en el futuro pueden convertirse en un conflicto dentro de la empresa. Se trata indiscutiblemente de un proceso voluntario, al contrario que sucede con la vía judicial, en el cual el mediador ayuda a las partes a solucionar los problemas laborales que les acometan.
Podemos encontrar dos tipos de mediación laboral: el que se produce entre miembros de la empresa como puede ser entre empleados de un mismo departamento; o el que se produce entre empresa y empleado o empresa y otra organización, e incluso empresa y personas implicadas en su funcionamiento como puede ser el caso de los proveedores o repartidores.
El objetivo de una mediación laboral está claro: lograr el entendimiento entre las partes y que este, conduzca a la resolución del conflicto existente. Una mediación laboral se lleva a cabo en el caso de que exista un conflicto entre dos o más personas, entendiendo como conflicto un desacuerdo originado en el trabajo y que, por lo tanto, afecta a aspectos fundamentales en el mismo. A razón de esto, los objetivos que plantea una mediación laboral deben ser los siguientes:
- Promover la comunicación entre las partes implicadas.
- Escuchar de forma activa y entender a la otra parte.
- Implantar algunas pautas de comportamiento.
- Plantear soluciones viables.
- Establecer algunas pautas de respeto.
- Alcanzar acuerdos entre las partes implicadas para gozar de un buen clima laboral
- Acordar una serie de acciones que mejoren la relación entre las partes en conflicto.
- Aprender de los conflictos que han surgido y solucionarlos mediante el establecimiento de las pautas necesarias que a su vez, ayuden a evitar futuras situaciones de conflicto.
El procedimiento de una mediación laboral se compone de tres fases que hay que realizar de forma adecuada para que den buen resultado.
La primera de esas fases, consiste en las premediación. En este punto, se sientan las bases del conflicto. El proceso se inicia porque al menos una de las partes implicadas, solicitan una mediación. En el momento en el que el mediador o mediadores reciben una solicitud, deben preparar el procedimiento. Para ello, han de realizar una entrevista individual con cada una de las partes y así conocer la posición de cada uno. Tras esta primera toma de contacto, se reúnen todas las partes implicadas para tratar el tema, siendo el mediador quien explique las causas y consecuencias del conflicto, los costes y los posibles acuerdos.
En la segunda fase, conocida como negociación, se dialoga sobre el asunto que crea el conflicto. Cada una de las partes, cuenta con su tiempo para expresar su opinión. Es el momento de visualizar el objetivo del conflicto y ver en que manera se puede solucionar. Tras esta exposición, en caso de llegar a un acuerdo entre las partes, el mediador, expone los puntos del mismo para crear la declaración. Las partes implicadas aceptan la mediación y se comprometen a cumplir el acuerdo pactado.
Por último, el acuerdo. Esta fase puede o no ser favorable. Si se llega a acuerdo y las partes se comprometen a cumplirlo será favorable. En caso contrario, si no se llega a acuerdo o este no se cumple tras un periodo de tiempo establecido previamente, se considera desfavorable.
El proceso culmina con un acta final, el documento que recoger los acuerdos que se ha alcanzado o su incumplimiento. Este documento, debe estar firmado por las partes implicadas y el propio mediador.
Aplicación de la mediación laboral
Una mediación laboral puede llevarse a cabo en cualquier tipo de conflicto que se suceda en el entorno laboral. Puede ser entre empleados del mismo nivel, entre altos directivos, directivos y empleados, etc. Tanto la jerarquía como el tipo de problema son independientes a la hora de recurrir a un proceso de mediación.
Dentro del entorno laboral, pueden surgir todo tipo de diferencias y problemas entre los trabajadores. Los empleados pasan mucho tiempo en el trabajo y es inevitable que en ocasiones surjan los conflictos, malentendidos o diferencias que crean un mal clima. Sucede lo mismo que pasa en el ámbito personal, con la diferencia que en el plano laboral, los conflictos y el mal ambiente, suelen repercutir directamente en el trabajo: estrés, ansiedad, baja productividad y desmotivación, son compañeros de los conflictos.
Los problemas que afectan tanto a empleados como directivos, repercuten en la empresa, primeramente en cuestiones de productividad, pues los empleados que no tienen motivaciones o se encuentran sobrepasados por situaciones incómodas, no rinden lo esperado. Para que ese mal rollo personal no trascienda y desemboque en un al clima laboral, es necesario resolver los conflictos. De forma inevitable, cuando la insatisfacción afecta a otros procesos, compañeros o departamentos, puede verse afectada la rotación de personal, pues los empleados, pueden plantearse abandonar la empresa.
Ante todas estas razones, aplicar una mediación laboral puede ser el punto clave para que la organización recupere su ritmo y buen ambiente laboral o no caiga en el mal clima. Algunos de los problemas que son susceptibles de una mediación laboral y que se dan con frecuencia en los entornos laborales, pueden ser la ausencia o el retraso a las reuniones o el puesto de trabajo, la falta de competitividad, el bullying, la desigualdad, falta de recursos para el correcto desempeño de la actividad, desmotivación, desencuentros entre empresa y empleados, mala comunicación y malas condiciones laborales, etc. Ante la presencia de alguna de estas situaciones, actuar con premura es esencial y la figura de un mediador, puede minimizar el impacto del conflicto, resolverlo y evitar que la situación empeore.
En comparación con otro tipo de métodos para resolver conflictos, la mediación laboral, ofrece una serie de ventajas que conviene tener en cuenta si nos vemos en una situación de conflicto laboral. Entre esas ventajas cabe destacar la resolución voluntaria que incrementa las probabilidades de llegar a un acuerdo; evita los costes que conlleva un proceso judicial; ofrece diferentes vías para solucionar el problema y plantea diferentes acuerdos; es un proceso confidencial y transparente para las partes implicadas, etc.
Aunque tiene muchas ventajas, cabe señalar que también cuenta con algún inconveniente como sus limitaciones, pues en caso de incumplimiento del acuerdo o de que no se llegue al mismo, no hay mucho que hacer, en tanto que la vía judicial termina con una sentencia que debe cumplirse. En cualquier caso, la mediación es una excelente manera de resolver los conflictos de forma más sencilla.